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Mostrando entradas de 2010

Bollywood para principiantes

Aquí esta mi primer artículo publicado para Nylon Magazine en México. El artículo fue dividido en dos números de la revista, uno corresponde al número de noviembre y el otro al numero de diciembre-enero. Está visto que mis artículos siguen siendo demasiado largos. Diciembre/Enero 2010 Noviembre 2010 Una chica está a punto de cometer el peor error de su vida, casarse con el hombre equivocado. En su rostro, maravillosamente maquillado y decorado con espectaculares joyas, podemos ver una expresión de resignación ante lo inevitable. Va a seguir el destino que sus padres le han marcado, va a tener un matrimonio arreglado. En el último momento alguien irrumpe en la boda, es su príncipe azul, el hombre del que está realmente enamorada. Ha venido a rescatarla porque se ha dado cuenta de que no puede vivir sin ella, pero antes tendrá que demostrar lo que vale. Este no solo es el argumento del El Graduado , también es el del 90% de las películas de Bollywood

Un encuentro en la cumbre

Amigos mios, aquí tenéis otra entrega.

El reto.

Me voy a proponer un reto a mí mismo y lo voy a compartir con vosotros. Me apuesto a mi mismo que al final de este año voy a ser capaz de traducir al español castizo esta canción de Café Tacuba sin la ayuda de ningún chilango (gentilicio coloquial de los defeños, naturales del México DF). Si no lo consigo...

Como superar un viaje en el tiempo.

Soy un viajero del tiempo, de hecho soy un viajero que viene del futuro y para variar no he sabido sacarle ningún provecho a esta condición. Tampoco es que venga de un futuro muy lejano, no he conocido a vuestros hijos y no sé si algún día terminareis de pagar la hipoteca. ¿Cómo es posible? Muy sencillo, como casi todos habéis visto Superman, sabéis que si se vuela en sentido Este-Oeste, alrededor del globo terrestre, se puede retroceder en el tiempo y salvar a Lois Lane, que parece ser la única utilidad de esta experiencia. A grandes rasgos es lo mismo que hemos hecho Gabi y yo viajando de India a México, el único problema es que en caso de que Lois Lane hubiera estado en peligro, el piloto de nuestro avión habría metió la pata volando por el polo norte en lugar de viajar en hacía la izquierda, mirando hacia el norte... bueno, no sé si a efectos prácticos este viaje le hubiera servido de algo a esta intrépida y temeraria periodista, aunque si me permitís aventurarme yo diría que Clark

Ajustando el marcador.

Como casi todos saben, hay pocas cosas que me gusten mas en este mundo que una buena pachanga de baloncesto, ya fuera en su momento en las pistas del polideportivo de Tomares, en la de mi colegio mayor, el Pio XII, en las de la calle Embajadores de Lavapies (de las que me considero hijo adoptivo) o de las de Siri Fort en Delhi. Uno de los problemas más habituales de estas pachangas es que, sobre todo en los partidos muy igualados, aparecen tensiones entre los jugadores, que comúnmente conocemos como piques. Llega un momento en el que alguien pregunta “¿Cómo vamos?” y otro contesta “15 -16”, a lo que uno de equipo rival saltará diciendo “¿Cómo? 17 – 16 para nosotros” “¿Pero qué dices? Si el último triple no valía y además estabas pisando la línea” (hay que aclarar que, normalmente, en las pachangas los triples valen dos puntos y las canastas normales uno). La dinámica de la conversación nos llevará a que finalmente, tras la intervención de algún jugador que lo único que quiere es seguir

The Daily Delhi Belly of an Indian Cow

English Español To my non Spanish speakers friends...

Big trouble in little Tibet

Aunque me gustaría, esta entrada no puede ser un homenaje al enorme genio creativo de John Carpenter y yo no soy Kurt Russell en la piel de Jack Burton. Esta es una historia de supervivencia, de esperanza, de ilusión y de lucha contra la adversidad encarnada por la ineptitud de un guía (interpretado por mí) haciendo creer a unos pobre visitantes que las distancias en el norte de la India eran salvables en unas pocas horas. Aunque se podría pensar que soy el malo de la película, la verdad es que no es así, por que más que a una película la historia acabó pareciéndose más a un videojuego con un enemigo en cada fase: Fase 1. Nueva Delhi. Como ya sabéis es mi ciudad y por tanto estoy dispuesto a pelearme con cualquiera que sea más pequeño que yo y que se le ocurra meterse con ella. De todas formas tengo que reconocer que puede llegar a ser un sitio un poco intimidante. Es grande, muy grande. Hay mucha gente, mucha, mucha gente… seguramente más de la que os imagináis. Antes de venir, si h

Los visitantes.

Después de un año y medio en la India me he dado cuenta de que he perdido algo de perspectiva sobre lo que pasa a mi alrededor, las cosas no me impresionan lo más mínimo porque ya no solo son verosímiles, sino que son parte de mi cotidianidad. Ni siquiera percibo que la gente me mira fijamente por la calle, porque por alguna razón pienso que me he fundido con el paisaje. Creo que por chapurrear cuatro frases en hindi el conductor de rickshaw o el tendero no van a pensar que soy un guiri con una guía de “Frases para no parecer tan guiri” de Lonely Planet. Y me ofende, me duele, cuando me tratan como a un turista y les digo “Hey!!! I´m living here!!!” y ellos piensan “Y yo tengo un apartamento en Picadilly Circus, pero como soy adicto al peligro me dedico a llevar a gente de un lado a otro de Delhi por dos duros”. Los únicos momentos en que me doy cuenta de que estoy viviendo una experiencia que antes me hubiera parecido increíble es cuando llegan la visitas. Con ellas me permito el lujo

El incidente de la paloma, el huevo y el aire acondicionado.

Prácticamente, desde que Gabi y yo llegamos a nuestra nueva casa, nos hemos visto acosados por una pareja de palomas que habían decido instalarse en el aire acondicionado de nuestro dormitorio… un momento, si lo pienso con detenimiento, puede que coincidiera con el momento en el que el genio que nos instaló el retrete nos puso también el timbre que simula abucheo de cientos de palomas, eso debe de ser lo que llaman humor indio. La cuestión es que todo indicaba que esas ratas voladoras eran aficionadas a darse, todos los días, un homenaje vespertino. Nada mas amanecer, parecía que vivíamos en uno de eso moteles que también se pueden pagar por horas. En un par de ocasiones intenté poner freno a tan primaria actividad como se hacía antes, con una escoba y al grito de “¡¡¡Degenerados!!!”. Pero cada día volvían a montárselo en el balcón, hasta que al final acabamos por acostumbrarnos, era parte de nuestra rutina para empezar el día, justo antes de desayunar, piadas de pasión. Entonces, lleg