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Un tema serio: Humoristas muertos










Este artículo fue severamente modificado por el corrector, por una competición que parece ser que tengo con el dibujito de arriba, juzguen el resultado. Aquí abajo el artículo original.

Un tema serio: humoristas muertos.

Por Antón Goenechea Caballos

Cuando los humoristas se ponen serios, empiezan a reflexionar con mucha gravedad sobre el arte de hacer reír. Eso siempre me ha provocado sentimientos encontrados ¿Quién puede querer a esos inadaptados si no te hacen reír hasta que te duelan las costillas cada vez que abren la boca? Por alguna razón no puedo soportar que hablen con dignidad de absolutamente nada y mucho menos de su profesión, pero tampoco es justo prohibir a nadie hablar de lo que hace (por eso las familias inventaron a los psicólogos, para no tener que soportar a las tías depresivas o a los primos suicidas). Otra cosa que no me gusta de los humoristas es verlos en fotos. Nunca transmiten la naturalidad que tienen el escenario o en la televisión, o están muy serios o están forzando una sonrisa enorme y muy incomoda. Siempre me los imagino poniendo cara de aburridos y encendiendo un cigarrillo inmediatamente después de la foto mientras preguntan “¿Es demasiado temprano para empezar a beber?”. Tampoco me encantan los comediantes guapos, no me los creo, por muy bien que cuenten chistes, nunca consiguen convencerme de que su vida diaria es tan miserable como dicen en sus monólogos. Y no es que tenga la necesidad de saber que son unos desgraciados, solo me hace falta estar convencido durante su actuación, al fin y al cabo, creo que la finalidad de la disciplina es hacer sentir a la gente que no son tan miserables por ser tan miserables.

Otra cosa que realmente detesto de estos señores y señoras, es que hagan malas películas. Y eso que soy un autentico fanático de las malas películas, no quiero tener que crecer y descubrir que Steve Martin o Robin Williams son dos de los tipos mas graciosos del mundo cuando me pasé media existencia pensado que eran actores mediocres con un éxito inexplicable, aunque con eso tiene mas que ver el hecho de no haber crecido ni en EEUU ni en sus alrededores y que el Stand Up Comedy no haya sido un bien exportable hasta hace relativamente poco tiempo, gracias a Youtube. Aunque lo que mas me jode, por encima de cualquier otra cosa, es que se mueran. Por la razón que sea, no hay nada que moleste mas que el que se muera un buen humorista. Porque cuando se mueren todos se ponen serios y empiezan a reflexionar con mucha gravedad sobre el arte de hacer reír en relación al difunto y entonces empiezan a aparecer videos homenaje y documentales sobre lo polémicos, alcohólicos o drogadictos y a la vez adorables y generosos que eran John Belushi, Richard Pryor, John Candy, Benny Hill, Chris Farley, Lenny Bruce, Bill Cosby (a no, este no se ha muerto todavía), Andy Kaufman o George Carlin. Estos tipos eran auténticos genios, gente realmente graciosa, ingeniosa y por lo general muy buenos escritores ¿Por qué debería importarnos lo que hacían fuera del trabajo? Pues bien, este artículo va de eso.

Algo que hacía a estos tipos especialmente brillantes era la capacidad de reírse de cualquier cosa y de cruzar cualquier frontera moral o de buen gusto para hacer que las personas mas “decentes” se partieran de la risa (por supuesto que siempre ha habido gente a prueba de inteligencia y sutilidad, pero no me cabe la menor duda de que la mayoría de ellos en la soledad de sus hogares no podían aguantar la ganas de torcerse de la risa). Y como cualquier cosa era susceptible de convertirse en un buen chiste ¿Cómo podían evitar utilizar el peor chiste que nos ha dado la naturaleza? La muerte.

Por ejemplo, el grande y añorado Andy Kaufman, cuando tenía 34 años fue diagnosticado con cáncer de pulmón y le dieron una esperanza de vida de tres meses. Nunca fumó, bebió en exceso o tomó drogas y muchos piensan que el cáncer fue provocado por su ambiente de trabajo, clubes nocturnos de monologuistas en la tan poco añorada época en la que todavía se podía fumar en los antros. Se dice que por miedo a que la gente no lo tomara enserio, decidió no decírselo a casi nadie. Parece ser que, lejos de tomárselo mal, mientras luchaba por combatir el cáncer, empezó a difundir el rumor de que iba a fingir su muerte y a reaparecer diez años después, finalmente murió en 1984, con 35 años, y todavía hay mucha gente esperando su regreso. Los que seguro que no lo esperan fueron aquellos que estuvieron en su funeral y tocaron su cadáver para asegurarse de que todo aquello no era una broma.

Benny Hill era famoso porque al final de su programa, The Benny Hill Show, de la BBC, todo el mundo corría a cámara rápida en una larguísima persecución sin sentido. También era conocido porque ser acosado sistemáticamente por feministas y bienpensantes, por esa afición que tenía a sacar chicas jóvenes, hermosas (siempre según los cánones de la época) y ligeritas de ropa en el show. Aunque probablemente esta sea la misma razón por la que fue tan querido por el público y por lo que se hizo tan rico. Benny Hill murió en 1992 por problemas de cardiacos. Fue encontrado cuatro días después, sentado delante de su televisión encendida y, por amarillear la nota, digamos que en estado de putrefacción, y según la leyenda, rodeado de dinero. Cuando fue enterrado, se difundió el rumor de que dentro de su ataúd había un atentico tesoro. No tardaron ni dos días en profanar su tumba. Curiosamente, en los días en los que el cadáver del bueno de Benny estaba sentado delante de la televisión, se publicó en su nombre un artículo homenaje al humorista Frankie Howard en numerosos periódicos.

Y finalmente mi favorito, el hombre que se gano la vida quejándose y cuestionándolo todo, un genio del leguaje y de la oratoria, un tipo con voz grave y la mala baba que hacía falta para ser verdaderamente gracioso, George Carlin. Este señor se pasó la vida diciéndonos lo estúpidos que éramos mientras todos nos reíamos como si no tuviera nada que ver con nosotros, y eso era lo que lo hacia tan bueno. Solo tiene que ver con los anteriormente mencionados en que fue un gran comediante y en el hecho de que está muerto. Su muerte no estuvo rodeada de ninguna polémica, su cuerpo no fue desenterrado y, por desgracia, nadie espera que vuelva a aparecer en un escenario como si nada. Pero como fue uno de los cómicos mas prolíficos de la historia, le dio tiempo a hablar sobre casi todo en sus 71 años de vida, por esta razón no ha sido nada difícil encontrar sus opiniones sobre su relación con la muerte. Una semana antes de que estirara la pata, estaba de gira con su espectáculo It´s Bad for Ya, en el que hablaba sobre el tema, habló sobre las estupideces que suele decir la gente en los funerales y de a donde queremos creer que va la gente cuando muere. Homenaje tras homenaje se sucedieron después de su muerte y todo el mundo se puso muy serió para hablar del artista que hacia reír, y seguramente todos se alegraron de que George Carlin no andará por allí para oírles decir todas esas estupideces.


Comentarios

  1. ¿Que pasa? ¿¿¿¿¿¿¿Sólo vas a publicar cada 2 meses????????????

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  2. Últimamente tu eres el mas prolifico, es dificil seguirte el ritmo.

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  3. Pues tu artículo original tiene severos fallos de redacción y ortografía =/

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  4. Y sigue sin ser justificación para cambiarlo a su gusto.

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