“Escribiendo una excitante entrada para My Daily Delhi Belly sobre mis alucinantes experiencias en Nueva Delhi” o tus vacaciones en 140 caracteres.
No quiero hacerme el interesante, bueno, solo un poco… el otro día el Time traía un reportaje sobre Twitter, en el que decía que este ha cambiado la forma de comunicarse usando un sistema llamado microbloging. Gabi me ha recomendado que explique de que va, porque la mayoría de los lectores no estarán muy relacionados con el concepto, o si. Yo no lo estoy, la verdad, así que he decidido abrirme una cuenta… pero no lo he conseguido… lo se, a veces puedo dar un poco de vergüenza ajena. Pero si creéis que eso va a impedirme publicar esta entrada sobre el tema, os equivocáis. Pienso hablar sin conocimiento de causa y especular sobre lo que me imagino que es el microbloging twitteriano (para que suene a ensayo académico), basándome en algo que no sé, pero que supongo. Me siento como un periodista de presa rosa.
Según el articulo del Time (nunca me cansaría de citarlo), Twitter funciona como una red social en el que el usuario comunica a todos sus seguidores lo que está haciendo, pensando o planeando en ese instante usando solo 140 caracteres. Estos caracteres incluyen letras, espacios, puntos, comas, interrogaciones, arrobas y caritas hechas a base de la combinación de casi todos los elementos que aparecen en un teclado. Actualmente, el máximo atractivo de Twitter es el poder estar al día de las actividades de tus celebridades preferidas. Como por ejemplo, cuando van al baño, les pica el sobaco o tienen una revelación en el supermercado. Se supone que ha conseguido humanizar a muchos famosos norteamericanos, ya que si su existencia puede ser tal vulgar como la nuestra, eso debe de darle algo de glamour a comer en casa, dejarse los ahorros en las compras de navidad o a pagar una hipoteca de 50 años.
Pero todo esto no tiene nada que ver con lo que realmente quiero decir, y como me han dicho que sea breve en mis entradas, voy a centrarme en el tema. De un tiempo a esta parte, he venido observando que todos los no Indios que conozco en la India, comparten sus experiencias por Facebook a través del estatus, que viene a ser una frase que se puede leer junto a tu nombre y que cumple la misma función de los microblogings twitterianos, vamos, titulares de prensa sobre tu vida o tus banales y/o profundos pensamientos. De lo que no me había dado cuenta es de que yo hago lo mismo. Por ejemplo, cuando estaba en Katmandú puse cosas como “Burocrateando en Katmandú” (claramente al nivel de twitteriano) o “Atrapado en Katmandú”. Como podéis ver, no son frases con trascendencia filosófica, aunque si con gran valor informativo. Pero los que la leyeron, seguramente pensaron “Guau, Antón está teniendo los mismo problemas que tengo yo aquí todos los días, pero en Katmandú… ¡Que gran aventura!”. Puede ser, pero para que piensen eso escribo un blog. Así que el que busca algo mas largo y menos constante acude a My Daily Delhi Belly y se ríe de mis desventuras. Pero no todo el mundo tiene el tiempo ni el ego suficientes que exige escribir sobre uno mismo, así que no les queda mas remedio que resumir sus experiencias en 140 caracteres con resultados como “Haciendo yoga con el maestro Ashish Prabhakaran en los Himalayas durante la puesta de sol” o “Bajo una palmera, frente al mar Arábigo, en las recónditas playas de Goa”.
Imaginemos que has hecho 14 horas de autobús por los Himalayas para llegar a un increíble paraíso natural llamado Manali. Nada mas bajarte, en lo que parece el lugar más recóndito del planeta, te das cuenta de que los 1500 guiris que hay en ese pequeño pueblo están pensando lo mismo. Así que para sentirte un poco mas especial, después de comprar un recuerdo en alguna tienda de artesanía local para turistas que te ayudará a no olvidar nunca la increíble experiencia vital en que estás inmerso, te vas a dar un paseo por la montaña. Durante varios kilómetros de caminata cuesta arriba, no paras de ver hostales, tiendas de ropa y cafeterías a ambos lados del camino. Pero de pronto llega la maravillosa revelación, la posibilidad de hace algo realmente oriental. Ves un cartel que anuncia unas clases de yoga para principiantes. Entras y después de pagar un precio razonable, que no barato para tus occidentales bolsillos, pasas a una habitación poco ventilada en la que un chico joven le da una clase de yoga a 30 guiris muy emocionados y concentrados. Por alguna razón te da por mirar el titulo de profesor de yoga que tu nuevo maestro tiene colgado en la pared y ves que no tiene mas de 5 meses de antigüedad. Cuando sales de la clase, te metes en uno de los cibercafes del pueblo y entras en Facebook para ver si alguien se ha acordado de ti. Junto a tu nombre, en la página principal, lees “¿En que estas pensando?” y decides compartir tu experiencia con la gente, “Haciendo yoga con el maestro Ashish Prabhakaran en los Himalayas durante la puesta de sol”. ¿Mientes?, no. Quizás el maestro no tenga mucha experiencia, pero el chico es flexible y no lo debe de hacer tan mal, según tu criterio. Además, en la India anochece pronto… por el cambio horario y lo de que estas en los Himalayas es un dato que no está sujeto a ninguna subjetividad. El hecho es que tienes que poner un resumen de lo que estas viviendo, y como guiris hay en todos lados, nadie quiere oír hablar de ellos. En el fondo les haces un favor quitando toda esa paja de tu estatus y quizás algún amigo pueda usar tu frase en una canción.
Según el articulo del Time (nunca me cansaría de citarlo), Twitter funciona como una red social en el que el usuario comunica a todos sus seguidores lo que está haciendo, pensando o planeando en ese instante usando solo 140 caracteres. Estos caracteres incluyen letras, espacios, puntos, comas, interrogaciones, arrobas y caritas hechas a base de la combinación de casi todos los elementos que aparecen en un teclado. Actualmente, el máximo atractivo de Twitter es el poder estar al día de las actividades de tus celebridades preferidas. Como por ejemplo, cuando van al baño, les pica el sobaco o tienen una revelación en el supermercado. Se supone que ha conseguido humanizar a muchos famosos norteamericanos, ya que si su existencia puede ser tal vulgar como la nuestra, eso debe de darle algo de glamour a comer en casa, dejarse los ahorros en las compras de navidad o a pagar una hipoteca de 50 años.
Pero todo esto no tiene nada que ver con lo que realmente quiero decir, y como me han dicho que sea breve en mis entradas, voy a centrarme en el tema. De un tiempo a esta parte, he venido observando que todos los no Indios que conozco en la India, comparten sus experiencias por Facebook a través del estatus, que viene a ser una frase que se puede leer junto a tu nombre y que cumple la misma función de los microblogings twitterianos, vamos, titulares de prensa sobre tu vida o tus banales y/o profundos pensamientos. De lo que no me había dado cuenta es de que yo hago lo mismo. Por ejemplo, cuando estaba en Katmandú puse cosas como “Burocrateando en Katmandú” (claramente al nivel de twitteriano) o “Atrapado en Katmandú”. Como podéis ver, no son frases con trascendencia filosófica, aunque si con gran valor informativo. Pero los que la leyeron, seguramente pensaron “Guau, Antón está teniendo los mismo problemas que tengo yo aquí todos los días, pero en Katmandú… ¡Que gran aventura!”. Puede ser, pero para que piensen eso escribo un blog. Así que el que busca algo mas largo y menos constante acude a My Daily Delhi Belly y se ríe de mis desventuras. Pero no todo el mundo tiene el tiempo ni el ego suficientes que exige escribir sobre uno mismo, así que no les queda mas remedio que resumir sus experiencias en 140 caracteres con resultados como “Haciendo yoga con el maestro Ashish Prabhakaran en los Himalayas durante la puesta de sol” o “Bajo una palmera, frente al mar Arábigo, en las recónditas playas de Goa”.
Imaginemos que has hecho 14 horas de autobús por los Himalayas para llegar a un increíble paraíso natural llamado Manali. Nada mas bajarte, en lo que parece el lugar más recóndito del planeta, te das cuenta de que los 1500 guiris que hay en ese pequeño pueblo están pensando lo mismo. Así que para sentirte un poco mas especial, después de comprar un recuerdo en alguna tienda de artesanía local para turistas que te ayudará a no olvidar nunca la increíble experiencia vital en que estás inmerso, te vas a dar un paseo por la montaña. Durante varios kilómetros de caminata cuesta arriba, no paras de ver hostales, tiendas de ropa y cafeterías a ambos lados del camino. Pero de pronto llega la maravillosa revelación, la posibilidad de hace algo realmente oriental. Ves un cartel que anuncia unas clases de yoga para principiantes. Entras y después de pagar un precio razonable, que no barato para tus occidentales bolsillos, pasas a una habitación poco ventilada en la que un chico joven le da una clase de yoga a 30 guiris muy emocionados y concentrados. Por alguna razón te da por mirar el titulo de profesor de yoga que tu nuevo maestro tiene colgado en la pared y ves que no tiene mas de 5 meses de antigüedad. Cuando sales de la clase, te metes en uno de los cibercafes del pueblo y entras en Facebook para ver si alguien se ha acordado de ti. Junto a tu nombre, en la página principal, lees “¿En que estas pensando?” y decides compartir tu experiencia con la gente, “Haciendo yoga con el maestro Ashish Prabhakaran en los Himalayas durante la puesta de sol”. ¿Mientes?, no. Quizás el maestro no tenga mucha experiencia, pero el chico es flexible y no lo debe de hacer tan mal, según tu criterio. Además, en la India anochece pronto… por el cambio horario y lo de que estas en los Himalayas es un dato que no está sujeto a ninguna subjetividad. El hecho es que tienes que poner un resumen de lo que estas viviendo, y como guiris hay en todos lados, nadie quiere oír hablar de ellos. En el fondo les haces un favor quitando toda esa paja de tu estatus y quizás algún amigo pueda usar tu frase en una canción.
Que alegria tu vuelta.
ResponderEliminarEspero que no decidas pasarte al estilo "tuiter".
Me gusta tu blog.
Para hacer algo de 140 carácteres ya existen los SMS.
¿Que habría sido del mundo si Marco Polo hubiera escrito algo así: "Visita a Gran K. China llena de chinos y me he clavado 3 en los pies. Regreso a Venecia dentro de 20 años"?
No cedas a las tentaciones de los famosos gringos. Si Angelina Jolie se pone silicona o no en los labios y lo cuenta en 140 caracteres, eso no significa que Cervantes se equivocara escribiendo el Quijote.
muy bueno ese final eh
ResponderEliminarHe llegado un poco tarde a ver el post :-D
ResponderEliminarPero ya no me pasa más, porque ya si que me he suscrito bien. Así que a escribir más!
Si te abres la cuenta de Twitter, busca a KingKuranes.
Un abrazo!!