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Monkey Business

De nuevo, siento haber abandonado el blog tanto tiempo, pero ha sido por algo interesante… creo. Mi nuevo proyecto en Delhi se llama “Odd Wishes”, es el piloto de una serie de terror, homenaje a los comics de EC de los 50 y a Twiling Zone (como se hizo con tanta frecuencia en los 80). La actitud que me encuentro aquí es bastante buena, a la gente le está gustando el guión y tienen muchas ganas de trabajar. Ahora nos encontramos en la etapa de preproducción. Pues bien, el otro día fuimos Gabi, Jithesh (que escribiendo los diálogos en hindi se ha ganado el crédito de coguionista) y yo a Old Delhi para hacer algunas localizaciones, concretamente a Chandni Chowk, posiblemente el barrio mas famoso y pintoresco de la ciudad. Allí encontramos unos cuantos sitios perfectos para nuestra idea. El mejor, un pequeño callejón que sale de una de las calles mas congestionadas del barrio, en términos de una ciudad de 16 millones de habitantes, significa que prácticamente no se puede andar. La entrada del callejón es muy difícil de ver desde la calle y lo encontramos por pura casualidad. En cuanto entras, es como si estuvieras en otro planeta, no voy a decir que estaba vació, pero en esta ciudad, con 15 personas por metro cuadrado, 5 individuos en 50 metros de callejón era como despertarse solo en mitad del Sahara.

Por supuesto que, tres personas, dos de ellas occidentales, que se tiran 15 minutos subiendo y bajando un callejón vació mientras hacen fotos, señalan y comentan, con cara de saber perfectamente de lo que están hablando, sobre el edificio y/o calle en el que está tu negocio o casa, llaman la atención. Así que no tardaron mucho en acercarse a preguntar, ya que podíamos ser perfectamente esos especuladores inmobiliarios que les iban a hacer ricos. Desgraciadamente no lo éramos, pero aun así les pareció muy interesante que quisiéramos grabar algo en su callejón. No podo faltar el comentario hermano de nuestro “Coño! como el Spielberg!”, en la India “(Palabra malsonante en hindi), Slumdog Millionarie”.

Gracias a Jithesh, pudimos comunicamos con los habitantes del callejón. Uno de ellos, dueño o dependiente de una tienda de tarjetas de boda, nos invitó a subir a una de las casas en busca de nuevos tiros de cámara para nuestro piloto. Como era de esperar, toda la gente del edificio salió a saludarnos. Muy amablemente, 15 persona, probablemente todos miembros de la misma familia, se agolparon entre las escaleras y los pasillos para observarnos mientras nosotros observábamos desde el balcón sin conseguir ver el callejón, no nos servía.

Nuestro guía se debió de dar cuenta y enseguida hizo las gestiones necesarias para que pudiéramos entrar en otro edificio. Este resultó ser el almacén de unos objetos de plástico con uso indeterminado. A mitad de camino, donde debía estar la salida a un balcón, encontramos unas rejas con varios monos al otro lado. A primera vista, parecía una jaula que mantenía a los monos encerrados. Estos gritaba y nos amenazaban con los dientes. Yo, que con las rejas de por medio me sentía muy valiente, les devolví la amenaza de la misma forma, cosa que no me hizo quedar muy bien delante de los empleados del almacén de objetos con utilidad indeterminada. Seguimos subiendo hasta la azotea, donde, además de poder disfrutar de los 45 grados habituales en Delhi, encontramos algunas perspectivas interesantes de nuestra localización. Mientras miraba hacia el callejón, descubrí que el balcón que había visto antes no era una jaula. Allí había 10 monos que estaban tumbados o abrazándose o comiéndose los parásitos del pelo de sus madres, padres, hermanos, primos o tíos. Uno de ellos me miró y debió de reconocerme, porque empezó a gritarme. Por sus gestos imaginé lo que me estaría diciendo si supiera hablar. Cuando bajé, me estaba esperando al otro lado de la reja, entonces entendí que aquella maya metálica no estaba para encerrar a los monos, sino a los humanos que trabajan allí ¿Serán esos pequeños homínidos de culo rosa los que mantienen el callejón desierto? Lo comprobaremos cuando nos toque rodar allí.

Esta vez, incluyo unos videos que documentan parte del episodio.



PD: El mono viejo y gigante que vive en el parque de enfrente de casa, se estaba paseando esta mañana por nuestro balcón. Estaba tan cerca, que he podido observar que tenía los testículos rosas. Me ha mirado como diciéndo “Como te muevas, te los voy a poner del mismo color”.

Esta entrada se la dedico a mi recientemente casado amigo Juanlu, aunque no creo que lea My Daily Delhi Belly, como en este capitulo sale uno que hace invitaciones de boda, no es tan complicado hacer la conexión. De todas formas creo que se la merece mas Vanesa, su mujer, por lo que le espera.



Comentarios

  1. Es un placer ver que sigues vivo y que no estás metido en una secta.

    Cada comentario tuyo va destruyendo todos los mitos que yo tenía sobre la India: ni los indios son faquires ni shadus, ni Goa es una lejana ex colonia portuguesa, ni los monos son simpáticos amigos del ser humano.

    Cualquier día querrás convencernos de que no existe en Yeti.

    En algo estoy de acuerdo contigo: esos monos tienen una cara muy cabrona

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  2. A mí tampoco me gustan los monos!

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  3. esto ya es quincenal ....

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