En la recepción del dermatólogo, en el Max Center de Delhi, entre otros, había varias mujeres con sari, un adolescente sij y una familia de musulmanes con su bebé. El niño pasaba jugando de los brazos de su barbudo padre a los de su madre, que estaba totalmente cubierta por un burka. Yo intentaba imaginarme los rasgos de la madre observando los del hijo, que la verdad es que era tan feo como su padre. El ejercicio consistía en descartar todos los rasgos del padre y el resto atribuírselos a la madre. Pero la densa barba del presunto progenitor hizo que desistiera pronto y que fijara mi atención en el señor que estaba sentado a mi lado. Lo único que me hacía pensar que era occidental era su piel rosada, que debe de ser uno de los pocos tonos que no abunda por aquí. Por lo demás, podía ser de cualquier sitio. Le llamaron antes que a mí “General Harris? Please, come in.” De alguna forma eso explicaba aquel ridículo bigotito esmeradamente arreglado. Respondió “Thank you” con un acento muy b