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Mostrando entradas de 2012

Los grandes directores también se hacen viejos.

Hay algo que me sucede últimamente y que me preocupa sobremanera, y es que cada vez que salgo del cine de ver una de esas películas que espero durante meses, me siento profundamente decepcionado. Sobre todo en lo que se refiere a sus ilustres directores (Ridley Scott, Woody Allen, Oliver Stone,…) los únicos que se han salvado con nota alta son Cronenberg con A Dangerous Method y algo mas raspado Christopher Nolan, con la última parte de su trilogía de Batman. Lo que más me preocupa en este asunto no es que las últimas películas de estos realizadores tengan mejor o peor factura, sino que yo estoy desarrollando unas tendencias críticas tan estrictas que me incapacitan de disfrutar la película una vez me he sentido decepcionado durante la exhibición. Esto implica la pérdida de la que para mí era la esencia de mi gran virtud como cinéfilo, la capacidad de disfrutar con casi cualquier cosa independientemente de ser consciente de su calidad. Poder poner las cosas en su sitio para así di

We all love festivals.

Según un par de artículos bastante flojos de Wikipedia, los dos primeros festivales rock de la historia fueron en el norte de California durante dos fines de semana seguidos en junio de 1967. El primero fue el Fantasy Fair and Magic Mountain Music Festival y el siguiente el Monterey International Pop Festival, en los que tocaron Jefferson Airplain, The Who, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Ottis Redding, The Mamas and the Papas, The Doors, Canned Heat y muchos más de los que nunca he oído hablar o me suenan de la pila de discos mi padre. Los festivales que predicaban la libertad, la tolerancia y la paz se pusieron de moda inmediatamente y solo dos años después, en 1969, se celebró uno de los mas importantes de la historia, Woodstock, cuyo cartel anunciaba “An Aquarian Exposition: 3 days of Peace and Music”, una vocación que muy en el fondo no ha cambiado hasta nuestros tiempos, aunque ahora son grandes empresas y corporaciones las que se lucran de tan honorables sentimientos, que sorpre

Mi nombre en la ficción.

    Todos somos inevitablemente protagonistas del libro, película o canción que narra nuestras vidas. Somos el centro de nuestra existencia solo porque es nuestro cerebro, dentro de nuestras cabeza, el que interpreta las sensaciones que nos transmiten nuestros sentidos. Podemos valorar que nuestra existencia no es lo suficientemente interesante como para compartirla o intentar acosar sistemáticamente a los que nos rodean con ella. Normalmente, esa valoración se hace superada la adolescencia, aunque aumentan los casos de adultos estancados en la primera quincena de sus vidas. Creo que de forma natural la mayoría de la gente con pretensiones narrativas de algún tipo empieza por el ejercicio de hablar de ellos mismos antes de hacerlo sobre los demás (cosa que demuestra que nuestra necesidad de generar ficciones e historias es parte de nuestra naturaleza). Así, el fotógrafo que hace una foto de sus pies, de alguna manera se coloca como protagonista de su obra mas amateur co

El último mixtape.

Pequeña reflexión sobre la empatía.

Este artículo estaba destinado a ser publicado en el número de doble de diciembre/enero, pero por problemas de espacio en la revista, finalmente se ha publicado en Febrero, espero que os guste. Cuando reviso los textos que he escrito en los últimos dos años me doy cuenta de que uso el verbo empatizar en casi cada uno de ellos. En cada ocasión en el que lo he escrito, tanto el infinitivo como cualquiera de sus declinaciones verbales, sucedía algo que me he obstinado en ignorar sistemáticamente. El procesador de texto, Microsoft Word, lo marcaba como un error ortográfico. Teniendo en cuenta la mala relación que siempre he tenido con esta disciplina tan esencial, lo achacaba a un error mecanográfico provocado por mi auto diagnosticada dislexia. Los increíbles mecanismos de la mente, podría pensar usted, yo le deseo al indulgente lector que su mente no funcione con tanta torpeza como la mía. Pero llegó un momento en el que se imponía ser realista, tenía que sab